domingo, 5 de octubre de 2008





RELATOS DE CHINA.
PRIMERAS IMPRESIONES.LLEGADA AL DRAGÓN

Por Rodrigo Vargas Díaz.


Le llamamos China, los europeos medievales la conocían como Catay , pero para los habitantes mayoritarios de esta nación, cuya etnia es la Han , su patria se llama Zhon Guó , ¨ el país del centro ¨ .
China es para los que vivimos al otro lado del mundo un territorio construido en nuestro imaginario a base de mitos . Misteriosa, exótica, impenetrable, distante son adjetivos de uso común ; curiosamente yo aquí encuentro muchas similitudes con nuestra tierra comenzando por su diversidad étnica, lingüística, sus costumbres, su variada gastronomía y la tensión que existe entre el empuje de la vida contemporánea y el sustrato de su antiquísima tradición.
Debo comenzar diciendo que soy profesor invitado en la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing para dar la cátedra de español y cultura latinoamericana , mi trabajo consiste en incrementar la habilidad de los estudiantes chinos para escuchar y hablar la lengua castellana además de enseñar aspectos relevantes de nuestras culturas.
Llegué al dragón asiático el 26 de agosto , después de 25 horas de tránsito entre México D.F. y esta ciudad , Beijing, con una larga espera en Toronto, Canadá. El último día de los Juegos Olímpicos celebrados en esta ciudad fue ayer .
Dos estudiantes de español fueron por mi al aeropuerto, sus nombres castellanos son Gloria y Sonia .Abordamos un taxi que tenía toallas en los asientos para proteger las vestiduras de los mismos.
Son muchas cosas las que, desde el inicio me han impactado como viajero , es más , desde el primer golpe de ojo , antes de tocar tierra, entre las nubes, de repente , en medio de la bruma, aparece el aeropuerto que tiene forma de dragón.
Se trata de una Terminal muy moderna, hermosa , enorme , yo diría imperial, acorde a las dimensiones de este país, donde nada se cuenta a poquitos
Estar en Beijing es realmente un descubrimiento perpetuo, el tamaño de la ciudad es apabullante. Los chinos no se andan por las ramas, no pueden planear nada en pequeño, pues en este país, uno de los cuatro más extensos del mundo habitan 1, 300 millones de personas.

Al salir del aeropuerto sentimos el flash de una cámara puesta en el acceso del estacionamiento , la seguridad es muy importante en Beijing ahora que estamos en plena efervescencia olímpica. El taxista bromea todo el tiempo , trata de decir alguna cosa en español , comenta que le dijeron que su profesión se decía ¨ cocinero ¨ en español , y hasta me invita a pronunciar una palabras en chino que , después de unos momentos de fallos puedo reproducir, todos ríen y aplauden.
El camino fue muy interesante , cuando entramos a los suburbios me impactó no ver graffitis, las casas son pequeñas y grises, en algún momento atisbo una calle, los letreros en caracteres de distintos colores , el ir y venir de la gente. ¡ Caray! ¡ Estoy en China! No tengo tiempo de detenerme a pensar ,pues desfilan ante mi pequeños locales con bicicletas al frente, una ventanita en una esquina de la que pende un hilo cuyo extremo está atado a un poste y del cual cuelga sin pudor la ropa íntima de una dama que habita en esa casita. A veces aparecen complejos de edificios multifamiliares , en esta parte de la ciudad no son tan verticales , algunas áreas están rodeadas de paredes , en otras ocasiones aparecen casas de dos aguas con tejas grises. Vuelvo a ver un local con muchas bicicletas que ostentan edad y deterioro , un hombre está mirando al tráfico que pasa , sin abrir su ventana.
Al dar la vuelta, al lado de unos hierros viejos está sentado un hombre, frente a él , un niño de unos seis años aproximadamente , defeca. Más adelante pasa subrepticiamente ante mis ojos un canal de aguas negras rodeado de casas.
El recorrido no es muy largo , nos toma aproximadamente media hora . Entramos al campus, el taxi nos deja en la recepción del edificio de maestros, Sonia y Gloria me ayudan en el registro, la recepcionista no habla más que chino.
Frente a mi hay un edificio gris, también de apartamentos donde se alojan los estudiantes, entre los dos edificios hay otro que es un restaurante, el toque interesante de este paisaje es la vegetación ; los pinos tipo araucaria que conviven con el bambú que crece sin poda alguna.. Estoy en el distrito de Chaoyang, más allá del quinto anillo periférico de Beijing, muy lejos del centro.
Hay un sonido de grillos incesante y , al abrir la ventana de la habitación un pájaro negro surcó el cielo, más allá hay edificios modernos en tonos ocre y rojo.



Necesito hacer compras, así que me pongo en contacto con un ex alumno de la universidad llamado Qi xin wei , nombre cuyo significado es ¨futuro brillante¨ , sin embargo él ha elegido llamarse Fernando para facilitar las cosas a los hispanohablantes

Su ayuda para efectuar mis primeras compras fue invaluable, pero más invaluables fueron sus opiniones acerca de la realidad que lo rodea en China. Fernando vivió en Perú , Chile y Argentina y acaba de obtener su diploma en lengua española en el Instituto Cervantes con sede aquí. Está estudiando ahora para convertirse en intérprete lingüístico.
Cruzamos la avenida y veo por vez primera el portal de la universidad. ¡El tráfico es tremendo! ¡ Me recuerda tanto a la ciudad de México! Pero aquí es peor. Tomamos un autobús , llegamos al supermercado Lotus de tres pisos, y compramos víveres y objetos de aseo personal.
Me pregunta mi opinión acerca de la ceremonia inaugural de las Olimpiadas de Beijing y platicamos al respecto. En el supermercado no encontramos cuchillos, el gobierno central ha prohibido su venta durante las olimpiadas para extremar la seguridad en la urbe.
Los siguientes días se han despeñado entre las clases y el descubrimiento de la capital de China . Empecé conociendo el pequeño campus de la universidad.
Las chicharras cantan en los árboles mientras estoy en los jardines de la universidad, junto a un quiosco tipo pagoda. Los estudiantes van y vienen en distintas direcciones, junto a mi están las canchas de tenis ¡Es increíble cuánto les gusta a los chinos ejercitarse! Andan en sus bicicletas, practican el basket ball , esta mañana un chico, mientras pasaba cerca del edificio donde vivo , se detuvo un rato y ejercitó sus bíceps en el aire, sin peso alguno.
He dado un paseo, explorando mejor las instalaciones, que me parecen magníficas. Voy por todos lados, veo las vitrinas que despliegan ejemplares de los diarios en distintos puntos de las calles, encuentro un puesto de periódicos con publicaciones en inglés.
Hay varios restaurantes , no he entrado a ninguno de ellos,. He estado bien, comiendo y bebiendo cosas sencillas y nada de la gastronomía local , que ya me urge probar.
Estoy afuera porque tenemos un servicio de limpieza que acude dos veces ala semana a asear los departamentos, las mujeres del servicio lo hacen por encimita, por donde ve la suegra y es necesario que me ponga yo mismo a hacer el aseo si quiero tener condiciones de higiene que me brinden seguridad en mi salud. Es muy interesante ver a estas mujeres, están uniformadas y se ve que son de un estrato social bajo, sólo hablan chino, al igual que las personas de la recepción del edificio de expertos extranjeros que habito. Las fu yuan, como se les llama a los servidores aquí, son amables y muy sonrientes, traen sus frascos con té verde para beber , en ocasiones sacan unos tapetes de espuma sintética para descansar en medio de la faena. De alguna manera, aparte de mis alumnos, ésta es la China con la que quiero conversar y saber de sus experiencias, de cómo han vivido los cambios de este pujante país que ha crecido enorme y sostenidamente durante los últimos treinta años.




Mientras tanto estoy afuera, hace calor, es cierto, pero nada que no se pueda soportar, la humedad se siente en el ambiente, la contaminación cubre todo con una bruma densa que baja significativamente la visibilidad. A pesar de ello el campus huele a pino, a efluvios de naturaleza que , en esta isla del noreste de Beijing se manifiesta con potencia. ¡Ya imagino lo que ha de ser estar en el bosque de las provincias montañosas!
El crescendo de las chicharras me sigue acompañando, este mismo sonido acompaña a los ancianos que descansan y juegan bajo los árboles, hacen gimnasia, cuidan su calidad de vida. En la universidad también hay maestros jubilados que habitan algunos edificios. Por las mañanas, desde mi ventana veo a personas adultas mayores que hacen Tai Chi y a algunos jóvenes en las canchas de basket, ball , en algunas ocasión hice una excursión más allá de la puerta norte de la Universidad , y descubrí que los ancianos también pasan su tiempo jugando juegos de azar en las banquetas.
Algunas madres cuidan a sus críos, las jóvenes chinas deambulan con sus sombrillas, a pesar de que está nublado por la bruma de contaminación, y aún en sus bicicletas se protegen del sol. ¿Será verdad que no quieren ser morenas como dicen los viajeros que publican curiosidades de este país?
Interrumpo aquí mi relato. Esta primera entrega les será harto ingenua, pero soy como un recién nacido ante el mundo que se devela ante mis ojos.






FERNANDO Y EL WALL MART.
Fernando pasa el jueves , no cumplo aún tres días de haber llegado a Beijing. Despuès de haber sacado mi tarjeta de maestro para poder comer en los resturantes de la universidad ,vamos a una parte del distrito de Chaoyang muy moderna, donde se alzan edificios impresionantes.
Beijing es super actual, parecería que estoy caminando en el barrio de La Defensa en París, donde los rascacielos señorean el paisaje, muy cerca está el nuevo edificio que albergará a la sede de la televisión china ,la CCTV , se trata de una estructura que desafía la ley de la gravedad, haciendo un ángulo que parece que la hará venirse a tierra..
Voy con Fernando a Wal Mart en este distrito, antes de llegar al complejo comercial pasamos cerca del famoso mercado de la seda y Fernando me invita unos tallarines chinos en un caldo de res delicioso. Es mi primera comida China.
Una vez en el Wal Mart , compro algunas otras cosas que necesito y sigo aprovechando la oportunidad para platicar con él sobre sus impresiones de esta China abierta y cerrada , moderna y tradicional , promesa y amenaza. En un momento dado , cuando tomamos una calle oscura , ante el paso de los automóviles, yo vacilo, Fernando piensa que me da miedo la oscuridad de la calle y el peligro de un posible asalto, me dice que el control de armas es muy estricto en China y que me sienta seguro.
Regreso a casa.

Me queda un universo por conocer y compartir con ustedes. Mientras tanto solo me resta desearles que gocen de la buena vida.














2 comentarios:

  1. Hola Rodrigo!
    He leído tus magníficos relatos, me transportaron, con mucha nostalgia, a aquellos tiempos de inicio de aventura que, algún día, me robaron el miedo y me devolvieron la inocencia. Ojala que nos sigas deleitando con tu visión de China.

    Te mando muchos saludos y toda la buena vibra!!!

    Tu amigo
    Abraham Paz

    P.D. La neta me quedé picado, quise leer más :p

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  2. Corazón!
    no sabes cuanto extrañaba "oirte" con esa forma mágica que tienes para describir las cosas.
    Gracias por llevarme de la mano a conocer un país tan lejano y enigmático.
    Te mando un fuerte abrazo y todo mi cariño.
    Gotita

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